En el segundo artículo de una serie de tres partes sobre las mejores prácticas en el entrenamiento, James Mayley considera los pilares clave cuando se trata de evaluar a los jugadores.
El primer artículo de la serie trataba sobre el diseño de tareas: el siguiente paso es considerar cómo guiar adecuadamente el desarrollo del jugador dentro de las actividades elegidas.
Este artículo analiza esta pregunta centrándose en la evaluación del jugador, en forma de comentarios, que se pueden dividir en qué, cuándo y cómo proporcionarlos.
Que retroalimentación dar
La retroalimentación se puede dar con un enfoque interno o externo.
Para entender la diferencia, piensa en la acción de pasar el balón. Un foco interno significaría proporcionar retroalimentación sobre el movimiento del cuerpo, mientras que un foco externo dirige la atención del jugador a su relación con la pelota.
Los estudios han encontrado que mantener un enfoque externo puede conducir a un desarrollo más rápido, mientras que un enfoque interno puede hacer que los jugadores se sientan acomplejados o que piensen demasiado. Esto, a su vez, ralentiza las vías motor-neuronales que permiten ejecutar técnicas y habilidades.
Esto puede ser una sorpresa para algunos entrenadores. Sin embargo, es importante recordar que, por lo general, los jugadores no pueden ver cómo se ve su cuerpo durante la interpretación; por lo tanto, proporcionar un punto de referencia externo para anclar su enfoque puede ser una herramienta poderosa.
Un enfoque externo también puede ayudar a los jugadores a encontrar patrones de movimiento efectivos que funcionen para ellos, en lugar de limitarlos a movimientos de «libro de texto» que pueden no ser apropiados para todos los jugadores.
El ‘qué’ de la retroalimentación también cubre si esa retroalimentación se proporciona de manera prescriptiva o descriptiva.
La retroalimentación prescriptiva implica decirles a los jugadores qué hacer para corregir los errores. Por lo general, es más útil para estudiantes relativamente nuevos o poco calificados, que pueden no tener suficiente conocimiento para autocorregirse.
A medida que los jugadores se vuelven más avanzados, pueden beneficiarse de comentarios más descriptivos. En tales casos, los entrenadores brindan a los jugadores información sobre lo que hizo el jugador, en lugar de informarles explícitamente sobre cómo corregir o adaptar su desempeño.
Los comentarios descriptivos pueden tener una serie de beneficios para los jugadores más avanzados. Permite a los jugadores asumir un papel activo en su aprendizaje, lo que puede conducir a una mayor comprensión de cuándo, por qué y cómo realizar ciertas acciones.
«Hay muy poca capacidad para nueva información en nuestra memoria de trabajo…»
Este enfoque también puede llevar a que se retenga más conocimiento y alienta a los jugadores a tomar posesión de su aprendizaje cuando un entrenador no está allí para brindar retroalimentación.
Cuándo dar retroalimentación
Aquí, considere tanto la frecuencia como el momento de la retroalimentación.
En términos de frecuencia, la retroalimentación menos regular suele ser más efectiva, especialmente en las últimas etapas del desarrollo de un jugador.
Los humanos tienen una capacidad muy pequeña para almacenar nueva información en nuestra memoria de trabajo, que puede sobrecargarse fácilmente cuando se dan múltiples instrucciones en un corto período de tiempo.
Sin embargo, si el conocimiento se proporciona a los jugadores lentamente en el transcurso de varias sesiones, les da suficiente tiempo de práctica para convertir el conocimiento en memoria a largo plazo.
A diferencia de la memoria de trabajo, la memoria a largo plazo tiene una capacidad casi infinita, y una vez que el conocimiento se almacena como memoria a largo plazo, la memoria de trabajo se libera para asumir la siguiente información.

En este punto, el conocimiento aprendido actúa como un bloque de construcción que ayuda a los jugadores a comprender nueva información sobre el mismo tema.
Otra estrategia sencilla que pueden implementar los entrenadores para no sobrecargar la memoria a corto plazo es comenzar cada sesión con un juego o actividad relacionada con la sesión anterior.
Tales actividades pueden fomentar la retención de conocimientos previos y la automatización de habilidades, lo que a su vez libera la memoria de trabajo para nuevos conocimientos.
Brindar retroalimentación con menos regularidad también tiene el beneficio de permitir que los entrenadores se concentren en las características críticas. Esto ayuda a controlar la tentación de corregir cada error que se observa. Corregir en exceso no solo abruma a los jugadores, sino que también puede significar que los mensajes importantes se pierden en el ruido.
Los entrenadores pueden considerar el momento de la retroalimentación como una estrategia para administrar de manera efectiva la cantidad de retroalimentación proporcionada.
Puede ser útil limitar los comentarios simultáneos, dados mientras el juego está en curso. Es importante no confiar demasiado en la retroalimentación concurrente, ya que reduce las oportunidades de los jugadores para tomar decisiones y también limita la cantidad de pequeños errores que experimentarán, que actúan como desencadenantes para que se produzca un aprendizaje significativo.
En cambio, los entrenadores pueden retrasar la retroalimentación y brindarla en forma resumida durante los descansos. Tal enfoque brinda a los entrenadores la oportunidad de reflexionar en la práctica sobre qué información es más importante.
Otra estrategia puede ser darles a los jugadores el poder de solicitar cuando quieran recibir comentarios.
A pesar de los beneficios de reducir la retroalimentación, es importante no eliminarla por completo. Una ausencia total de retroalimentación puede crear incertidumbre entre los jugadores, lo que es perjudicial para el desarrollo.
Cómo dar retroalimentación
Quizás el debate más común sobre cómo dar retroalimentación gira en torno a si los entrenadores deben dar instrucciones directas o involucrar a los jugadores en el proceso de retroalimentación a través de preguntas.
La importancia de las preguntas, que permite a los jugadores obtener una comprensión más profunda de la información y a los entrenadores verificar dicha comprensión, está bastante bien establecida.
Sin embargo, lo que es menos común es que los entrenadores tengan capacitación sobre cómo hacer preguntas de manera efectiva. Puede considerar las siguientes técnicas para mejorar su uso de las preguntas.
En primer lugar, el cuestionamiento es mucho más efectivo cuando involucra a los jugadores en un pensamiento crítico, en lugar de simplemente contar lo que ya se sabe.
Por ejemplo, los entrenadores pueden formular preguntas de modo que pregunten «¿Qué notaste sobre x?» o «¿Qué pasaría si…?». Tales preguntas alientan a los jugadores a desarrollar una comprensión táctica más profunda al mismo tiempo que mejoran las habilidades para resolver problemas.
«Corregir en exceso no solo abruma a los jugadores, sino que también puede hacer que los mensajes se pierdan…»
Es importante comenzar las preguntas con ‘qué’ o ‘cómo’: preguntar a los jugadores «¿Por qué…?» pueden aparecer críticas y respuestas de impacto.
De hecho, el lenguaje utilizado durante el interrogatorio es de vital importancia y, a menudo, se pasa por alto.
Por ejemplo, recibir el balón de lado también se puede conocer como recibir con el medio giro o con el pie trasero. Cuando el lenguaje utilizado para describir conceptos es inconsistente, los jugadores pueden tener dificultades para conectar su conocimiento y comprensión del concepto.
Un marco coherente de lenguaje puede ayudar a los jugadores a comprender los conceptos tácticos, lo que ayudará a la percepción y la toma de decisiones en el campo.
Otra habilidad que los entrenadores deben desarrollar al usar las preguntas es escuchar realmente la respuesta.
Con demasiada frecuencia, podemos caer en la trampa de esperar una respuesta específica y seguir haciendo preguntas cerradas hasta obtener la respuesta deseada.
Al hacer preguntas, los entrenadores deben tratar de no tener una respuesta predeterminada en mente, sino dejarse guiar más por las respuestas de los jugadores.
Además, los entrenadores pueden plantear preguntas que los jugadores pueden explorar a través de comentarios de jugador a jugador. Esto puede ayudar a los jugadores a desarrollar una amplia gama de habilidades, como la reflexión, la toma de decisiones, el trabajo en equipo y la comunicación.
Finalmente, aunque el cuestionamiento es sinónimo de entrenamiento centrado en el atleta, no es una solución ‘bala de oro’ para todos los escenarios.
Habrá ocasiones en las que las necesidades de la sesión o de los jugadores hagan que la retroalimentación directa sea más apropiada.
Los casos pueden incluir jugadores que no tienen suficiente conocimiento previo para participar adecuadamente en las preguntas o entrenadores que desean maximizar el tiempo de rodar la pelota con una intervención rápida de entrada y salida.
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